Yo no compraria una piedra!

09.10.2008 13:28

El teléfono repico y conteste como siempre:

C. Papabomba: “Si, buenos días…”

La voz trás el teléfono, dado su color, fuerza y desenvolvimiento me invito a pensar que era una mujer mayor que pasaba de los 50 años. Con voz lenta y un poco temblorosa me pregunto:

Señora: “Si, vea ¿es ahí donde venden las Practipiedra?”

Con un poco de extrañeza pregunte a la señora que a quien necesitaba…

C. Papabomba: “Disculpe, a quien necesita?”

Presumí con un poco de alegría que se trataría de algún curador dispuesto a invitarnos a exponer en alguna galería o alguien que deseaba comprar alguna de nuestras camisas o piedras, la cual efectivamente vendimos el día de la exposición en Medellín y que aún teníamos

Señora: “discúlpeme joven… creo que me equivoque...”

C. Papabomba:No, no… yo soy parte del colectivo artístico, cuénteme en que le puedo colaborar.

Señora: Es que vi un video y yo anote los teléfonos y quería averiguar…

C. Papabomba:Estuvo usted acaso en la exposición?

Señora: estuve ayer en la sala de exposiciones del banco y le pregunte a la niña de la seguridad por el trabajo y ella me dijo que anotara el teléfono del video que seguramente los muchachos me contestarían…

C. Papabomba: Si señora. Yo hago parte del colectivo artístico. Cuénteme ¿y que le pareció el trabajo?

Señora: Pues… hay! La verdad yo no entiendo mucho del arte de ahora… Son muy bonitas y todo me pareció muy bien empacado y ubicado… Pero yo no la compraría! … aunque están muy bonitas…O si no por ejemplo; mire ese trabajo de la nevera con esos pedazos de cuerpos. Ah! Eso estaba muy horrible… no! Yo no se…

Guarde un poco de silencio antes de contestarle a la señora… Ella divagaba ente si comprarla o no, pues efectivamente a su modo de ver esa una simple piedra, que bien empacada era un producto muy atractivo…

Señora: Pero, ¡Es qué yo no entiendo como una persona compra una piedra!

Después de un momento de sus comentarios y las impresiones de nuestro trabajo y los demás expuestos, me dispuse, de una manera clara y muy trasparente a contarle nuestra idea.

C. Papabomba:Señora, la entiendo. El arte ahora es muy distinto de pronto a lo que siempre hemos visto y es muy posible que usted se sienta un poco confundida con nuestro trabajo… pero venga yo le explico.. Nuestro grupo quiere que la gente vea nuestra obra la que simula un producto comercial y haga una reflexión. Usted ve televisión? ¿Se da cuenta como todo es bonito y hermoso? Muchas veces usted va por la calle y ve la publicidad de algo y se siente “antojada” de comprar el producto, pero a la hora la compra descubre que es un producto malo, o que a veces ni corresponde a lo que plantea la publicidad.

Señora: Si. Porque es que una piedra… Además yo no quiero tirarle una piedra a nadie

C. Papabomba:Claro señora… Pero muchas veces, la publicidad que todo lo maquilla y que embellece es capaz de vendernos lo que sea… a veces productos inservibles, tontos, sin oficio… como este! Nosotros no queremos tampoco que alguien coja uno de nuestros objetos y lo utilice

La señora guardo silencio por un momento. Después del breve espacio de  reflexión, un poco exaltada exclamó:

Señora: ah! Si es verdad! Y si no vea en esa promociones del éxito… a veces en promociones unas cosas que a uno no le sirven para nada y uno las ve ahí pero igual se gasta la platica… eh! Yo si no hago eso!

Sentí por un momento que la señora no me había entendido  y que todo mi discurso era infructuoso pues ella homologaba mis comentarios con sus intereses y percepción de su vida de mujer, de ama de casa, de consumidora empedernida. Sin embargo luego exclamo:

Señora: Ah! Que tristeza tanta violencia… imagínate que la gente comprara una piedra para agredir a otro solo porque es bonita… en fin mijo yo definitivamente no la compraría…. Bueno. Muy bonito todo. oye? Le agradezco pues todo… yo no se… yo no entiendo mucho de estas cosas del arte, pero yo una piedra de esas no la compraría! Hasta luego mijo y muchas gracias!

 

La señora colgó y yo me quede un poco abrumado por la conversación que había llegado casi a unos 20 minutos. Pensé por un momento en la validez y  la claridad de nuestro trabajo, en lo pertinente y absurdo en el arte y sus cosa excéntricas, en lo frívolo y banal o en lo contundente y especial que puede ser un trabajo de un artista… finalmente me llene de regocijo porque una señora (así sea solo una) nunca comprara una “piedra”.

 

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